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De flores y frutos

SOMOS BICHOS DE PRIMAVERA

lunes, noviembre 18th, 2013

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Somos bichos de primavera, no hay nada que hacer. Recién llegadas, mis pequeñas rosas robadas, para mezclar con los más ricos tés. Y una poesía del magnífico Ruben Darío que, creo, ya les ofrecí… pero qué importa! Acaso la primavera no regresa cada año? Otra vez, toda la casa huele a rosas y té.

DIVAGACIÓN (Tigre Hotel, diciembre de 1894)

¿Vienes? Me llega aquí, pues que suspiras,
un soplo de las mágicas fragancias
que hicieron los delirios de las liras
en las Grecias, las Romas y las Francias.

¡Suspira así! Revuelen las abejas
al olor de la olímpica ambrosía
en los perfumes que en el aire dejas;
y el dios de piedra que despierte y ría.

Y el dios de piedra que despierte y cante
la gloria de los tirsos florecientes
en el gesto ritual de la bacante
de rojos labios y nevados dientes;

en el gesto ritual que en las hermosas
ninfalias guía a la divina hoguera,
hoguera que hace llamear las rosas
en las manchadas pieles de pantera.

Y pues amas reir, ríe y la brisa
lleve el son de los líricos cristales
de tu reir, y haga temblar la risa
la barba de los Términos joviales.

Mira hacia el lado del boscaje, mira
blanquear el muslo de marfil de Diana,
y después de la Virgen, la Hetaíra
diosa, su blanca, rosa y rubia hermana,

pasa en busca de Adonis; sus aromas
deleitan a las rosas y los nardos:
síguela una pareja de palomas,
y hay tras ella una fuga de leopardos.

¿Te gusta amar en griego? Yo las fiestas
galantes busco, en donde se recuerde,
al suave son de rítmicas orquestas
la tierra de la luz y el mirto verde.

(Los abates refieren aventuras
a las rubias marquesas. Soñolientos
filósofos defienden las ternuras
del amor, con sutiles argumentos,

mientras que surge de la verde grama,
en la mano el acanto de Corinto,
una ninfa a quien puso un epigrama
Beuamarchais, sobre el mármol de su plinto.

Amo más que la Grecia de los griegos
la Grecia de la Francias, porque en Francia,
al eco de las Risas y los Juegos
su más dulce licor Venus escancia.

Demuestran más encantos y perfidias,
coronadas de flores y desnudas,
las diosas de Clodión que las de Fidias;
unas cantan francés, otras son mudas.

Verlaine es más que Sócrates; y Arsenio
Houssaye supera al viejo Anacreonte.
En París reinan el Amor y el Genio:
ha perdido su imperio el dios bifronte.

Monsieur Prudhomme y Homais no saben nada.
Hay Chipres, Pafos, Tempes y Amatuntes,
donde al amor de mi madrina, un hada,
tus frescos labios a los míos juntes).

Sones de bandolín. El rojo vino
conduce un paje rojo. ¿Amas los sones
del bandolín y un amor florentino?
Serás la reina en los decamerones.

(Un coro de poetas y pintores
cuenta historias picantes. Con maligna
sonrisa alegre aprueban los señores
Clelia enrojece. Una dueña se signa).

¿O un amor alemán -que no han sentido
jamás los alemanes-? La celeste
Gretchen; claro de luna; el aria; el nido
del ruiseñor; y en una roca agreste,

la luz de nieve que del cielo llega
y baña a una hermosura que suspira
la queja vaga que a la noche entrega
Loreley en la lengua de la lira.
Y sobre el agua azul el caballero
Lohengrín; y su cisne, cual si fuese
un cincelado témpano viajero,
con su cuello enarcado en forma de S.

Y del divino Enrique Heine un canto,
a la orilla del Rhin; y del divino
Wolfang la larga cabellera, el manto;
y de la uva teutona, el blanco vino

O amor lleno de sol, amor de España
amor lleno de púrpuras y oros:
amor que da el clavel, la flor extraña
regada con la sangre de los toros;

flor de gitanas, flor que amor recela.
amor de sangre y luz, pasiones locas;
flor que trasciende a clavo y a canela,
roja cual las heridas y las bocas.

¿Los amores exóticos acaso?…
Como rosa de Oriente me fascinas:
me deleitan la seda, el oro, el raso.
Gautier adoraba a las princesas chinas.

¡Oh bello amor de mil genuflexiones:
torres de kaolín, pies imposibles,
tazas de té, tortugas y dragones,
y verdes arrozales apacibles!

Ámame en chino, en el sonoro chino
de Li-Tai-Pe. Yo igualaré a los sabios
poetas que interpretan el destino;
madrigalizaré junto a tus labios.

Diré que eres más bella que la luna:
que el tesoro del cielo es menos rico
que el tesoro que vela la importuna
caricia de marfil de tu abanico.

Ámame, japonesa, japonesa
antigua, que no sepa de naciones
occidentales; tal una princesa
con las pupilas llenas de visiones,

que aun ignorase en la sagrada Kioto,
en su labrado camarín de plata
ornado al par de crisantemo y loto
la civilización de Yamagata.

O con amor hindú que alza sus llamas
en la visión suprema de los mitos,
y hace temblar en misteriosas bramas
la iniciación de los sagrados ritos,

en tanto mueren tigres y panteras
sus hierros, y en los fuertes elefantes
sueñan con ideales bayaderas
los rajahs, constelados de brillantes.

O negra, negra como la que canta
en su Jerusalén el rey hermoso,
negra que haga brotar bajo su planta
la rosa y la cicuta del reposo…

Amor, en fin, que todo diga y cante,
amor que encante y deje sorprendida
a la serpiente de ojos de diamante
que está enroscada al árbol de la vida.

Ámame así, fatal cosmopolita,
universal, inmensa, única, sola
y todas; misteriosa y erudita:
ámame mar y nube, espuma y ola.
Sé mi reina de Saba, mi tesoro;
descansa en mis palacios solitarios.
Duerme. Yo encenderé los incensarios.
Y junto a mi unicornio cuerno de oro,
tendrán rosas y miel tus dromedarios.

LA FLOR DEL DURAZNO

jueves, noviembre 7th, 2013

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El duraznero, también conocido como melocotón, melocotonero o piesco es un árbol frutal de verano, originario de China.
Pertenece a la familia de las rosáceas que crecen en regiones cálidas en todo el mundo. Su nombre científico es Prunus pérsica y está emparentado con los ciruelos, cerezos y almendros, todos ellos de la familia prunus.
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Sus flores, de color rosa a rojo, miden de 2 a 5 cm de diámetro y nacen a finales del invierno y principios de la primavera.
Se utilizan en forma medicinal, secas y en infusión. Son protectoras de las mucosas gástricas, con propiedades emolientes para tratar las úlceras de duodeno e intestino; propiedades vermífugas (para casos de gusanos y oxiuros intestinales); son ligeramente laxantes, por lo que se aconsejan para prevenir el estreñimiento en niños pequeños y tienen propiedades antiheméticas, especialmente adecuadas para evitar las náuseas y vómitos que se producen en el embarazo al levantarse.
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En DaCha, forman parte del blend VIAJE A ŠIPAN (edición de primavera) y en COUP DE FOUDRE (edición limitada para el Té Literario «Aguas de primavera»).

UN PRIMERO DE OCTUBRE, DOS AÑOS ANTES, DOS AÑOS DESPUÉS

martes, octubre 1st, 2013

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Dejo esto y disparo a encontrarme con Dalina, la más linda! Es mi status personal de justo justito hace 2 años. Me acabo de reir un rato.
«Yo era odontóloga y soñaba con cantar… y un día me enganché a hacer tés. Y como si lo vamo’ a hacer, lo hacemo’ bien y si no, no hacemo’ nada… QUIÉN ME HABRÁ MANDADO A MÍ A COMPRAR 7 KILOS DE QUINOTOS!!! Para qué!!! Si así estábamos tranquilos! El aprendiz de brujo un poroto al lado mío… corto una tanda y parece que se reproducen!!! Alguien que me avise a las 4 de la mañana, así paro, por favor?» (preparando Kaifeng Imperial)

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ACIANO AZUL

jueves, junio 20th, 2013

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El aciano (azulejo, cornflower blue, bleuet, bachelor’s button, amapola azul, clavel azul) es una planta anual, de ricas y encantadoras flores azules. Pertenece a la familia de las Asteraceae, como las margaritas. Se apoda «flor del maíz» y es originaria de Europa Central y meditarránea, en donde crece en forma silvestre en los campos de cereales –de allí su apodo- y desde donde se ha propagado y naturalizado en numerosos países de todos los continentes, excepto África, probablemente introducido, a través de sus semillas mezcladas con los granos de cereales, a lo largo de la historia del comercio. En la antigüedad los agricultores lo eliminaban con sus herramientas, por considerarlo una mala hierba. Hoy día es una especie en peligro debido al uso excesivo de herbicidas.

La historia del nombre del aciano se remonta a los antiguos griegos. La mitología griega se ha referido a él como la flor de propiedades curativas; de hecho, su nombre científico, en latín, es Centaurea Cyanus en honor a un centauro mítico que los antiguos griegos adoraban como el padre de la medicina.
En la cultura anglosajona y celta, la flor fue usada en cuentos populares y leyendas románticas y de allí su apodo de “insignia de caballero”: su aspecto recuerda a un botón de tela que los caballeros usaban en la Edad Media, llevado como una especie de amuleto de la buena suerte.

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La vistosa flor de aciano es hermafrodita y tiene un intenso color azul, formada por un gran anillo de flósculos largos, más claros, que se irradian en torno a un disco redondo de flósculos cortos de color azul-violáceo más profundo. Florece en el verano europeo, de junio a agosto.

Varios países la han tomado como símbolo, sobre todo los países bálticos. En Estonia es la flor nacional y simboliza el pan de cada día y el liberalismo. La provincia sueca de Östergötland lo tiene como su flor oficial. También es la flor nacional de Alemania.
El aciano es el símbolo de la lucha contra la esclerosis lateral amiotrófica y enfermedades de las neuronas motoras.

USOS Y PROPIEDADES BENÉFICAS PARA LA SALUD
Las flores de la planta y los brotes se pueden comer crudos o cocidos. Tienen un sabor dulce y picante, similar al clavo de olor. Se pueden utilizar en ensaladas, como aderezo, en muffins de harina de maíz, como tintura en confitería para colorear el azúcar. Los pétalos se utilizan en la elaboración de blends de té, de los cuales, el más conocido es el Lady Grey (en DaCha, Maia y Kolya).

A partir de los pétalos de la flor se puede obtener una tintura de color azul oscuro que se puede utilizar para teñir ropa y lanas.
En perfumería, los pétalos secos se utilizan en pot-pourri.
En cosmética, el aceite esencial de aciano se utiliza en productos de belleza para el cuidado de la piel, ya que tiene propiedades anti-inflamatorias y calmantes; su efecto es similar al del aceite esencial de manzanilla.

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El aciano contiene antocianos, flavonoides, polisacáridos heterogéneos como mucílagos y pectinas, alcaloides indólicos y sales minerales y un principio amargo de naturaleza desconocida, entre otros compuestos.
Los flavonoides son los pigmentos responsables de la coloración de las flores, los frutos y las hojas y eso les hace tener gran importancia como marcadores quimiotaxonómicos. Son considerados vasoprotectores, es decir, disminuyen la permeabilidad de los capilares y aumentan su resistencia. Poseen actividades demostradas como captadores de radicales libres, inhibidores enzimáticos, antiinflamatorios, antialérgicos, hepatoprotectores, antiespasmódicos, diuréticos, hipocolesterolemiantes, antibacterianos, antivirales y anticancerígenos in vitro e incluso se han descrito como ansiolíticos sin causar los efectos sedativos y miorrelajantes de las benzodiazepinas.
Los antocianósidos aumentan la resistencia de los capilares y disminuyen la permeabilidad capilar. Tienen propiedades vasoprotectoras, antiedematosas, antioxidantes y favorecen la regeneración de la púrpura retiniana.
Los taninos tienen propiedades astringentes, antidiarreicas, hemostáticas, antiinflamatorias y antisépticas. Para aplicación tópica, impermeabilizan las capas externas de la piel y las mucosas y protegen las subyacentes, además de producir un efecto vasoconstrictor. Se utilizan para el tratamiento de afecciones de la piel, heridas, quemaduras y hemorroides. Internamente, protegen ante inflamaciones de las mucosas de la boca y la garganta, insuficiencia venosa y fragilidad capilar. Más recientemente se han descrito interesantes propiedades antivirales, antibacterianas y antitumorales.
El principio amargo actúa como aperitivo y eupéptico, los flavonoides y las sales potásicas tienen propiedades diuréticas.
El agua de aciano, obtenida por la decocción de sus flores, se utiliza por su notable efecto antiinflamatorio, aplicada sobre los ojos. Los lavados oculares con esta agua mejoran eficazmente los picores y la irritación de los ojos. También dan un aspecto fresco y estirado en los párpados cargados.

CONTRAINDICACIONES Y PRECAUCIONES
Es preferible no usarlo durante el embarazo y en caso de alergia a las margaritas o al polen de crisantemos, ambrosías o artemisias.

En DaCha, encontralo en los blends MAIA Y KOLYA y HOME.
12 Maia y Kolya B detalle

Para cerrar, leamos juntos este cuento para niños, del libro «Flower Stories», de la serie «Her Phyllis’ field friends», escrita por Lenore E. Mulets (pseudónimo de Mary Muller 1876-?) en 1904 y, en cuyo prefacio la autora nos dice:
«Cuando las flores del campo y el jardín alzan para ti sus brillantes rostros, ¿puedes llamarlos por su nombre y darles la bienvenida como viejos amigos? O, después de haber pasado a su lado cientos de veces, ¿son desconocidos para ti, aún?
En este pequeño libro de «Historias de flores», sólo se han plantado nuestros amigos más familiares. Sobre ellos se han tejido nuestros poemas, canciones y cuentos favoritos.
Ha sido la intención de la escritora agruparlos y hacer hermosos e interesantes los hechos que ya conocemos o que estamos listos para descubrir si sólo abrimos los ojos y leemos el libro de cuentos de la Madre Naturaleza, que contiene tantas páginas encantadoras.»
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EL ACIANO Y LA AMAPOLA
Hace mucho tiempo había un rey que tenía una hermosa hija. Se le daba todo lo que ella deseaba. Sirvientes y damas de compañía esperaban a cumplir sus órdenes.
Así sucedió que la pequeña princesa se convirtió en una niña malcriada y dominante. Nunca pensaba en los deseos de los demás. Siempre seguía sus propios deseos.
La pequeña princesa era vanidosa y narcisista. Siempre llevaba vestidos de hermosa seda roja. Éstos eran tan suaves y tan coloridos como los pétalos de las hermosas amapolas del jardín.
Todas las mañana, una cuidadosa y gentil doncella peinaba el largo y oscuro cabello de la princesa, con un peine de oro. Al mediodía le llevaba un plato de oro cargado con la fruta madura más fina y le ofrecía una taza de oro de espumosa leche cremosa.
A la hora de dormir, la doncella vestía a la princesa en un camisón de seda y la arropaba en las más suaves sábanas de seda.
Cuando la princesa se dormía, la doncella corría las cortinas de seda de la cama y ella misma dormía en un sofá cercano, para poder despertarse al menor movimiento de la princesa.
La doncella era siempre amable, paciente y obediente; sus ojos eran tan francos y azules como los pétalos de la flor del maíz y su pelo tan dorado como los tallos del trigo maduro en el campo.
Un día, la princesa se sentó en la amplia terraza en el lado sombreado del palacio. La doncella la abanicaba con un abanico de hierbas aromáticas. Lejos en el campo, los segadores estaban trabajando en la cosecha.
«Vamos,» dijo la princesa «trae mi sombrilla de seda roja y vamos a los campos a ver a los segadores.»
La doncella hizo una reverencia tan baja que no se podía ver el azul de sus ojos, sólo el oro de su pelo y el azul de su vestido. Se apresuró a llevar la sombrilla de seda roja y, juntas, se acercaron hasta el campo de cosecha.
Como los segadores amaban a su rey y lo respetaban, también amaban a la pequeña princesa caprichosa. Cuando la princesa y su criada llegaron al campo, los segadores dejaron su trabajo por un momento y se inclinaron respetuosamente ante las dos niñas. La princesa sacudió la cabeza oscura con descaro e hizo girar su sombrilla de seda roja con impaciencia. Les habló con desprecio a los honestos trabajadores y les ordenó que realizaran su trabajo.
La doncella sonrió amablemente a los trabajadores. Así que, a pesar de que era la princesa ante quien los trabajadores se inclinaron, era en los ojos azules de la pequeña muchacha que ellos se veían. Fue el aleteo de su sencillo vestido azul lo que guardaron en su memoria mientras miraban hacia atrás, a través de los campos.
Ahora, la princesa estaba cansada de su largo paseo por el campo y le ordenó a la criada encontrarle un lugar en el que descansar. La doncella encontró un lugar suave a la sombra de una mata de dorado trigo y trajo agua fresca de un arroyo cercano.
Mientras estaba allí sentada, la princesa miró a lo lejos y, en el horizonte, vio un largo, delgado y negro rabo de nube. Se puso de pie y aplaudió y gritó en voz alta a los trabajadores. Desde sus lugares en el campo vinieron corriendo a cumplir sus órdenes.
«Miren, -exclamó la princesa, señalando con su paraguas- una tormenta se está levantando. Constrúyanme una cabaña con sus gavillas. Apúrense, yo soy la princesa, yo soy la hija del rey!»
Los segadores corrieron a cumplir sus deseos. Pero un anciano que había servido a su padre, el rey, se inclinó ante la princesa y le habló así:
«Oh, hermosa princesa, -dijo- me perdone, pero no habrá lluvia. Eso no es una nube de lluvia. Vea cómo brilla el sol!»
La princesa gritó de rabia.
«¿Cómo te atreves? -exclamó-¿Cómo te atreves? ¿No es una orden de la princesa suficiente? ¿Te niegas a obedecer?»
«Su perdón, la princesa, -dijo el anciano, tristemente-No hay un hombre en el campo que no diera con mucho gusto su vida por servir a la princesa. Pero sus órdenes son inútiles y las gavillas son preciosas.»
La princesa se quedó muda y blanca de ira pero apuntó a la nube oscura que poco a poco se diluía.
Rápidamente, los segadores construyeron el refugio para la princesa. Sabían que las buenas gavillas que desperdiciaban podrían haber hecho pan para sus hijos. Por eso, era tristemente que los segadores labraban, sabiendo que el largo invierno sin duda vendría.
Finalmente, una pequeña casa fue construida. Con doradas gavillas de grano maduro se cubrieron los pisos. Con gavillas fueron los muros construidos. Con gavillas se cubrió el techo.
Cuando estuvo terminada, la princesa bajó la sombrilla de seda roja y, todavía con el ceño fruncido, entró. «¡Adelante!” -exclamó bruscamente y la doncella, con lágrimas de pena en sus ojos azules la siguió. Los trabajadores volvieron al grano sin cortar y no dijeron nada.
En ese momento no había ninguna nube que se viera en todos los cielos azules. El aire era claro y fresco. Pero la princesa y su pequeña doncella se sentaron en la cabaña de gavillas.
Entonces, sin previo aviso, algo terrible sucedió! Desde el claro cielo vino un relámpago. Desde el cielo despejado llegó un trueno.
Del campo de cosecha surgieron rojas lenguas de fuego y la cabaña de gavillas comenzó a incendiarse. Las gavillas ardientes cayeron sobre la princesa egoísta y su doncella. Nada pudo salvarlas.
Cuando las llamas se extinguieron, no quedó nada más que un montón de cenizas grises.
Entonces, el anciano que había pedido a la princesa no desperdiciar el tiempo de los trabajadores por un capricho inútil, dio la vuelta. Caminó, con tristeza, a través de los campos de rastrojo y pasó las grandes puertas del palacio. Fue directamente hasta las escaleras del trono donde estaba sentado el rey y la reina. A ellos les contó la suerte de las dos niñas.
Los padres estaban destrozados. Lloraron mucho tiempo por su pequeña hija. A medida que pasaban los días y solos con su soledad, se dieron cuenta de que habían cometido un grave error al permitir que su hija alimentara el propio egoísmo. Al verlo, se postraron y lloraron a los gritos.
El verano siguiente, en época de cosecha, los segadores encontraron dos nuevas flores floreciendo en el lugar en el que habían construido la cabaña de las gavillas.
Una flor era alta y se elevaba orgullosamente en medio del trigo. Sus pétalos eran tan sedosos y escarlata como el vestido de la princesa. Sacudió, con altivez, la cabeza en la briza.
Al lado de la amapola escarlata creció una hermosa flor de aciano azul.
«Tan azul como los ojos de la pequeña doncella», dijeron los trabajadores en un susurro. «Tan delicada y simple como la ondulante bata azul que vestía!»
Luego, volviéndose lentamente, se fueron otra vez a su cosecha, dejando al aciano y a la amapola floreciendo lado a lado entre las mieses.
FIN
Aciano y Amapola

CLAVEL ROJO

miércoles, junio 19th, 2013

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Cuando era muy chica, no entendía por qué mi papá elegía claveles rojos, en lugar de rosas rojas, para regalarle a mi mamá. Eran las flores que él prefería pero a mí, de manera prejuiciosa, me parecían más burdos, más toscos, menos elegantes, no tan dignos de admiración. Pasaron los años y la niña que fui, criada en una casa burguesa con aires socialistas, se convirtió en la mujer que soy hoy, heredera voluntaria y conciente de algunos conceptos, que llevo en el ojal con orgullo y emoción. Mis padres, dos argentinos hijos y nietos de rusos judíos, criados en casas de inquilinato compartidas con vecinos italianos anarquistas y españoles republicanos, mamaron las ideas de libertad y justicia social con las que luego me alimentarían a mí. La educación y el tiempo hacen maravillas con nuestros ojos, incluyendo la forma en que miramos los claveles.
Empecemos, como casi siempre, con un poco de historia.
Los movimientos socialistas y los países comunistas reconocían a las flores como símbolos. Para empezar, las flores rojas eran un símbolo del socialismo revolucionario. El rojo era el color del comunismo, el color de la sangre de la clase obrera y, por lo tanto, cualquier flor roja transmitía este significado. Particularmente, el clavel rojo fue, para muchos, «la» flor.
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El clavel es originario de la cuenca meditarránea. Su nombre científico, Dianthus caryophyllus, deriva de las palabras griegas «divino» (dios) y «flor» (anthos) y se cultiva desde hace más de 2000 años. Se piensa que fue San Luis quien lo llevó de Túnez a los jardines de Europa en el año 1270. Un catálogo de 1629 ya mostraba 20 variedades pero el clavel no llegó a estar de moda hasta el siglo XVIII, cuando la gente se cansó de las flores de bulbos de Holanda.
Los claveles fueron muy populares durante algún tiempo antes de ser adoptados como símbolo del socialismo en 1889 en París, en un congreso de la Internacional Socialista. Se decidió que el mundo celebraría el Día Internacional de los Trabajadores el 1 de mayo, en honor a los mártires de Chicago y los trabajadores alemanes usaron claveles rojos en sus camisas durante las protestas por la jornada laboral de 8 horas del primero de mayo, en Alemania. Así es como el clavel rojo, en particular, se asoció con el movimiento obrero.
El clavel rojo fue la flor oficial de la Unión Soviética y fue utilizado como flor simbólica en Portugal en 1974, en la Revolución de los Claveles, contra la larga dictadura de ese país. El clavel rojo, por lo tanto, ha sido durante mucho tiempo un símbolo importante para la gente de izquierda.
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Los claveles silvestres florecen durante la primavera y verano; son una especie aguantadora que da flor hasta entrado el otoño. Los claveles cultivados se pueden hacer florecer de manera artificial incluso en pleno invierno. Lo único que requieren para su desarrollo es una buena tierra, abundante riego y un sol que les dé de lleno.

En Europa, estas flores fueron usadas durante mucho tiempo para preparar infusiones que ayudaran a aliviar el estrés, el nerviosismo, la depresión leve y fatiga, algunos trastornos coronarios, las náuseas producidas por los viajes en barco y los dolores de estómago.

En la antigua China, el té de flores de clavel se utilizaba ampliamente para ayudar al cuerpo y el espíritu a relajarse y restaurar la energía.

Según la Worldwide Health (una fuente de medicina alternativa), los claveles contienen sustancias que calman el sistema nervioso, reducen la inflamación y la hinchazón y pueden ayudar a restaurar el balance hormonal natural en personas con problemas nerviosos relacionados con desequilibrios hormonales.

Los claveles han sido utilizados durante mucho tiempo para reducir la tensión muscular en los tejidos del útero, lo que disminuye las molestias de los cólicos menstruales. También se han utilizado en el tratamiento de la endometriosis, que es el crecimiento excesivo de los tejidos del endometrio que, normalmente, crecen sólo en el útero pero también pueden proliferar en otros órganos pélvicos, tales como los ovarios y las trompas de Falopio; en tales casos, el té de clavel se utiliza para aliviar el estrés, la ansiedad y el insomnio en las pacientes con desequilibrios hormonales, que contribuyen a producir endometriosis, así como otros efectos secundarios de la endometriosis, causados por el exceso de tejido o adherencias en la región pélvica, tales como el estreñimiento.

En la «Londinensis Farmacopea», una publicación farmacéutica de 1618, encontramos que estas flores eran utilizadas para preparar licores tónicos o bebidas calientes para «paliar la fiebre y luchar contra los gérmenes y la pestilencia», mejorar el hígado, el estómago y la salud cardíaca.

En la antigua medicina homeopática azteca, la infusión de pétalos de flores de clavel en agua caliente era utilizada como diurético. Esta cultura también utilizaba los claveles para el tratamiento y alivio de la congestión y enfermedades del pecho, mediante la elaboración de un jarabe, preparado con 1 cucharada de pétalos hervidos en agua con azúcar, administrado cada tres horas.

El clavel puede ser considerado una flor barata. Yo creo que no hay flores baratas. En este caso, era la preferida de mi papá; para mí, eso no tiene precio.

En DaCha, probalos en MAIA Y KOLYA, blend de tés rojos Misionero de hebra entera de excelencia y chino BOP, con toquecitos de aceite esencial 100% puro (kosher) de bergamota, piel de limón y naranja amarga, pétalos de aciano de Polonia y de claveles rojos de Rusia.

HEATHER

viernes, mayo 3rd, 2013

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Heather (Brezo, Érica) es una especie nativa de las regiones de Irlanda, Escocia, Escandinavia, Rusia y América del Norte. Se puede localizar desde el nivel del mar hasta los 2600 metros, aunque es más usual encontrarla en zonas montañosas. La presencia de esta planta en un bosque, representa un gran empobrecimiento del suelo del mismo.
Es conocida por su resistencia y su habilidad para prosperar en zonas de suelos pobres, rocosos y temperaturas extremas. Por esta razón, jugó un importante papel histórico en la vida diaria, ya que fue utilizada como paja para techos, ropa de cama, combustible y fabricación de escobas (como lo indica su nombre genérico «Calluna» que, en griego, significa «barrer»), canastas, cuerdas y redes de pescadores.

358px-Illustration_Calluna_vulgaris0 Sus flores, muy pequeñas, forman racimos terminales de color rosa púrpura y son las favoritas de las mariposas y las abejas, que producen con su néctar una miel de muy alta calidad. En Irlanda y Escocia se utilizan, entre otras cosas, para hacer Heather Ale.

HEATHER Y SALUD
Las flores de Heather tienen propiedades que detienen la producción de ciertas hormonas tisulares (eicosanoides) que actúan como mediadores en los procesos inflamatorios y debido a esto se encuentran en muchas de las fórmulas a base de hierbas. ¿Qué otros secretos oculta el brezo? ¡Impresionantes beneficios para la salud! Se usan en infusión, para impedir la formación de litos renales y como diurético y antiséptico de las vías urinarias por la brecina, como astringente y antiséptico intestinal por sus taninos, para prevenir enfermedades hepáticas, gota y artritis, contra trastornos del tracto respiratorio, para el fortalecimiento de la estructura ósea y como sedante del sistema nervioso central, para mejorar los trastornos del sueño y para el tratamiento de la depresión.
Heather es una de las 38 flores de Bach y se utiliza para prevenir las emociones de egocentrismo. En homeopatía se utiliza para el tratamiento de afecciones renales.
¿Quién sabía todo lo que viene en estas preciosas florcitas rosadas?

¡Ah! También proporcionan una delicada tintura si, por alguna razón, les hace falta teñir algo de amarillo.

En DaCha forman parte del blend SWEET HEATHER. Ideal para tomar en soledad… o maridarlo con postres con chocolate blanco, pan de maíz dulce tibio untado con crema ligeramente montada, brownies de nuez o un delicioso nido de abejas con tabla de quesos.

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