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Historia

VOLGA, VOLGA

martes, noviembre 19th, 2013

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Ilya Yefímovich Repin, plasmaría en una de sus obras más conocidas, «Los sirgadores del Volga» (1870-1873), al río más grande de Europa, mostrando el rostro de la miseria y opresión en la era Zarista, que terminaría en la revolución de Octubre en 1917. La obra es un reflejo de la desesperación y los bríos de la nueva juventud , que alza la cabeza mirando al horizonte sobre los adultos que, con mirada resignada enfrentan su destino, representando al pueblo y los mas ancianos, que sólo se dejan llevar, mientras arrean un bote atrapado en la arena de la marea baja, simbolizando al Imperio Ruso.
Si bien no era un idealista del movimiento bolchevique, su trabajo le valió el titulo de «artista de la Rusia revolucionaria» e inspiró una de las canciones más conocidas y populares de la Rusia Soviética, Los remeros del Volga, cuya primera estrofa usa la letra y música de una genuina canción de tiradores de barcos rusos.
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Mily Alexeyevich Balakirev, en su recopilación de canciones tradicionales rusas, fue quien la descubrió por casualidad, bajo el nombre de La cancion de los Burlak de Volga; Burlak (Бурлак) se refiere a gente (hombres y mujeres) que arreaba barcos entre el siglo XVII e inicios del XX. Deriva de la palabra tártara bujdak que significa desposeído.
Durante la segunda guerra, esta canción representó la dura resistencia y voluntad inquebrantable del pueblo ruso ante los Nazis.

Para escuchar la música del video que aquí abajo les pego, recuerden anular la música de la página, haciendo click donde dice AUDIO OFF, en el margen superior izquierdo de la pantalla.

Hey, tirad!
Hey, tirad!
Una vez más y una vez más!
Hey, tirad!
Hey, tirad!
Una vez más y una vez más!
Ahora cae el sólido abedul,
ahora, vamos, tiren duro.
Ay, si, si, ay, si, Ay, si, si, ay, si,
ahora cae el sólido abedul.

Hey, tirad!
Hey, tirad!
Una vez más y una vez más!
Hey, tirad!
Hey, tirad!
Una vez más y una vez más!
Arrastramos las barcazas a lo largo del río,
tiramos con fuerza,
Ay, si, si, ay, si, Ay, si, si, ay, si,
tiramos con fuerza.

Hey, tirad!
Hey, tirad!
Una vez más y una vez más!
Hey, tirad!
Hey, tirad!
Una vez más y una vez más!
Caminamos y empujamos un largo camino,
cantamos al sol nuestra canción.
Ay, si, si, ay, si, Ay, si, si, ay, si,
cantamos al sol nuestra canción.

Hey, tirad!
Hey, tirad!
Una vez más y una vez más!
Hey, tirad!
Hey, tirad!
Una vez más y una vez más!
Tú Volga, nuestro río y madre,
inmenso y profundo.
Ay, si, si, ay, si, Ay, si, si, ay, si,
inmenso y profundo

Hey, hey, tirad con fuerza!
Tú Volga, nuestro río y madre.

DACHA EN EXPO TÉ. CHAEPÍTIE: LA FIESTA DEL TÉ RUSO

domingo, septiembre 29th, 2013

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Terminada la Expo Té, el resultado fue más que positivo. Cansadas, Silvia Ramos y yo pero contentas, sobre todo por el factor humano, por la gente que conocimos, de distintos ámbitos, de distintas provincias, con diversas actividades y formas de expresión de las propias pasiones.

Vuelta a casa y, como los hijos nos dan sorpresas, descubro que mi príncipe, Kolya, grabó mi disertación en la Expo Té. El audio es bastante pobre, porque está grabada con un celular pero, prestando atención, se entiende. Para los que tenían ganas de estar pero no pudieron, aquí va, con 2 Fe de erratas: cuando digo 60 años después, son 30 AÑOS DESPUÉS; cuando digo 5 a 10 minutos, son 5 a 10 SEGUNDOS. Aclarado esto, que es lo más grosso, me quedo tranquila.
Para escuchar el audio del enlace que aquí abajo les pego, recuerden anular la música de la página, haciendo click donde dice AUDIO OFF, en el margen superior izquierdo de la pantalla.

EL TÉ DE LAS SEIS III

miércoles, septiembre 25th, 2013

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¿Ponemos a calentar agua para un té? Un Old Lavender 1932, podría ser.
Para cerrar el círculo de los amantes latinos, les regalo esta foto del brillante fotógrafo inglés, David Hamilton, quien colmó de fantasías mi adolescencia, y una carta.
Leímos, hace tiempo atrás, una carta de amor de Bioy a Elena Garro y un texto provocativo y tormentoso, de Silvina Ocampo. Recordemos que Silvina estaba casada con Bioy, con quien llevó, durante largos años, un matrimonio que puede recordarnos a aquéllos de la época victoriana, en cuanto amor-dependencia-infidelidades.
El sekreto ruso con el que cerraré esta novela de misterio tan inglesa, es la genial poetisa Alejandra Pizarnik, cuyo amor apasionado por Silvina -que le llevaba treinta años- la convirtió en un ser obsesionado que le escribía, a una mujer ya muy madura, cartas extremas y dramáticas que, en lugar de acercarla, la volvían cada vez más distante.
Las mujeres de las letras son peligrosas. Mucho más cuando se convierten en valientes denunciantes de las crueldades de su época contra su propio género. A esta clase pertenecieron Silvina y Alejandra.
No los distraigo más y los dejo con esta epístola de lectura obligatoria.

“B.A. 31/1/72
Ma très chère,
Tristísimo día en que te telefoneé para no escuchar sino voces espúreas, indignas, originarias de criaturas que los hacedores de golems hacían frente a los espejos (cf. von Arnim).
Pero vos, mi amor, no me desmemories. Vos sabés cuánto y sobre todo sufro. Acaso las dos sepamos que te estoy buscando. Sea como fuere, aquí hay un bosque musical para dos niñas fieles: S. y A.
Escribime, la muy querida. Necesito de la bella certidumbre de tu estar aquí, ici-bas pourtant [aquí abajo, sin embargo]. Yo traduzco sin ganas, mi asma es impresionante (para festejarme descubrí que a Martha le molesta el ruido de mi respiración de enferma) ¿Por qué, Silvina adorada, cualquier mierda respira bien y yo me quedo encerrada y soy Fedra y soy Ana Frank?
El sábado, en Bécquar, corrí en moto y choqué. Me duele todo (no me dolería si me tocaras –y esto no es una frase zalamera). Como no quise alarmar a los de la casa, nada dije. Me eché al sol. Me desmayé pero por suerte nadie lo supo. Me gusta contarte estas gansadas porque sólo vos me las escuchás. ¿Y tu libro? El mío acaba de salir. Formato precioso. Te lo envío a Posadas 1650, quien, por ser amante de Quintana, se lo transmitirá entre ascogencia y escogencia.
Te (les) envié aussi un cuaderniyo venezol-ano con un no sé qué de degutante [desagradable] (como dicen Ellos). Pero que te editen en 15 días (…) Mais oui, je suis une chienne dans le bois, je suis avide de jouir (mais jusqu’au péril extrême) [Pero sí, soy una perra en el bosque, ávida de gozar (pero hasta el peligro extremo)]. Oh Sylvette, si estuvieras. Claro es que te besaría una mano y lloraría, pero sos mi paraíso perdido. Vuelto a encontrar y perdido. Al carajo los greco-romanos. Yo adoro tu cara. Y tus piernas y, surtout (bis 10) tus manos que llevan a la casa del recuerdo-sueños, urdida en un más allá del pasado verdadero.
Silvine, mi vida (en el sentido literal) le escribí a Adolfito para que nuestra amistad no se duerma. Me atreví a rogarle que te bese (poco: 5 o 6 veces) de mi parte y creo que se dio cuenta de que te amo SIN FONDO. A él lo amo pero es distinto, vos sabés ¿no? Además lo admiro y es tan dulce y aristocrático y simple. Pero no es vos, mon cher amour. Te dejo: me muero de fiebre y tengo frío. Quisiera que estuvieras desnuda, a mi lado, leyendo tus poemas en voz viva. Sylvette mon amour, pronto te escribiré. Sylv., yo sé lo que es esta carta. Pero te tengo confianza mística. Además la muerte tan cercana a mí (tan lozana!) me oprime. (…) Sylvette, no es una calentura, es un re-conocimiento infinito de que sos maravillosa, genial y adorable. Haceme un lugarcito en vos, no te molestaré. Pero te quiero, oh no imaginás cómo me estremezco al recordar tus manos que jamás volveré a tocar si no te complace puesto que ya lo ves lo sexual es un “tercero” por añadidura. En fin, no sigo. Les mando los 2 librejos de poemúnculos meos –cosa seria. Te beso como yo sé i a la rusa (con variantes francesas y de Córcega).
O no te beso sino que te saludo, según tus gustos, como quieras.
Me someto. Siempre dije no para un día decir mejor sí.
Ojo: esta carta tu peut t’en foutgre et me répondre à propos des [podés meterte esta carta en el culo y contestarme acerca de] hormigas culonas.
Sylvette, tu es la seule, l’unique. Mais ça il faut le dire: Jamais tu ne rencontreras quelqu’un comme moi –Et tu le sais (tout) (Et maintenant je pleure.
[Sylvette, sos la sola, sos la única. Pero es necesario decirlo: nunca encontrarás a nadie como yo. Y eso lo sabés (todo). Y ahora estoy llorando]
Silvina curame, ayudame, no es posible ser tamaña supliciada-)
Silvina, curame, no hagas que tenga que morir ya.”

Alejandra Pizarnik se suicidó el 25 de septiembre de 1972.

Alejandra Pizarnik

Alejandra Pizarnik (29/4/1936 – 25/9/1972)

UN AÑO DULCE Y UNA BUENA RÚBRICA

miércoles, septiembre 4th, 2013

Rosh Hashanah

A los amigos de la comunidad judía y no judía: SHANÁ TOVÁ UMETUKÁ. Mi deseo para todos es que elijamos buenos caminos, que seamos más responsables y caritativos, que hagamos lo que corresponde, que nos amemos más unos a otros (el prójimo son tanto el igual como el diferente), que pidamos perdón sincero a quienes lastimamos y que perdonemos a quienes nos hayan lastimado y que podamos reconciliarnos. Vamos por una vuelta más alrededor del sol, que tengan un año bueno y dulce y que obtengan una linda inscripción con una hermosa rúbrica en el Libro de la Vida. A GUIT IUR!!!

La imagen que elegí para hoy se llama «Meditación de Rosh ha Shana» y es una obra del artista y rabino Michoel Muchnik. Lindo darse una vueltita por su página.

KATYUSHA

sábado, agosto 10th, 2013

Katyusha (Катюша) es una canción rusa de tiempos de guerra, sobre una chica que añoraba a su amado, que estaba en el servicio militar. La música fue compuesta en 1938 por Matvey Blanter y la letra fue escrita por Mijaíl Isakovski. Fue interpretada por la célebre cantante folclórica Lidiya Ruslanova. Algunos críticos creen que Katyusha no fue una composición de Blanter, apuntando que una tonada similar fue usada por Ígor Stravinski en su ópera Mavra (1922), que más tarde adaptó a Chanson Russe (1937).

Para ver el video y escuchar la música, recuerden anular la música de la página, haciendo click donde dice AUDIO OFF, en el margen superior izquierdo de la pantalla.

Katyusha es un diminutivo tierno del nombre femenino Yekaterina (Catalina). En ruso, muchos nombres tienen diminutivos (aparte de los apodos). Por ejemplo, el diminutivo de Natalia es Natasha, y el hipocorístico de Natasha es Natashenka. En el caso de Yekaterina (Catalina), Katia es el apodo y Katyusha, el hipocorístico.

La canción rusa también dio nombre a los lanzacohetes BM-8, BM-13, y BM-31 «Katyusha», que se construyeron y usaron por el Ejército Rojo en la Segunda Guerra Mundial.

KATYUSHA

Manzano y peral ofrecían sus flores,
y la niebla matinal suspendía sobre el río,
cuando la joven Katyusha subió la alta ribera,
también nebulosa y empinada…

Y caminando comenzó a cantar,
del águila azul de la estepa,
y de su Amor tan profundo
del que guardaba las cartas.

¡Oh, brillante canción de la doncella,
vuela sobre el sol radiante
hacia el soldado en el lejano frente,
y llévale el saludo de Katyusha!

Que recuerde una humilde muchacha,
y que escuche su claro cantar,
pues guardará la tierra de su cara patria
y su fuerte amor mantendrá.

Manzano y peral ofrecían sus flores,
y la niebla matinal suspendía sobre el río,
cuando la joven Katyusha subió la alta ribera,
también nebulosa y empinada…

¿TOMAMOS UN TÉ CON BARANKI?

martes, agosto 6th, 2013

Семейное чаепитие.
¡Qué hora divina para compartir esta foto de nuestro admirado Vladimir Fedotko! CEREMONIA DE TÉ EN FAMILIA (Семейное чаепитие~Semeynoye chayepitiye). Él, que la mira con amor y picardía, le ofrece té del plato, para que ella no se queme los labios. Las rosquitas que ven en el empapelado son baranki y a la izquierda, debajo del cuadro, pirozhki.
Si sos ruso o descendiente de rusos, sabés de qué hablamos. Si no, te cuento:
los baranki son rosquitas de la familia de distintos productos de masa hervida, entre los que están los «bubliki» -parecidos a los bagels- que tienen su origen en la Zona de Asentamiento (región fronteriza occidental del Imperio Ruso en que el asentamiento de judíos estaba permitido e incluía a Lituania, Bielorrusia, Polonia, Moldavia y Ucrania… y que, por suerte, no es tema de esta foto porque terminamos todos llorando) y los «sushki»-rosquitas pequeñas y más secas-.
Los baranki son un plato original ruso y deben su nombre a la palabra «obvaranok» que significa escaldado, porque la masa se hierve antes de hornearla. Se preparan con harina de trigo, manteca, leche, azúcar y clara de huevo. Pueden ser simples o cubiertos de semillas de amapola, levemente dulces o muy dulces. No son tiernos sino más bien duritos y sequitos y es la costumbre rusa, mojarlos en el té antes de comerlos. Se atan de a docenas y se suelen ver colgados del cuello de los samovares.
Los que sostiene Maia, mi nena, en la foto, fueron preparados con muchísimo cariño por Natasha, nuestra hada madrina de la Rica Comida Rusa.
baranki maia
MUY PRONTO TENDREMOS NUESTRA PROPIA CEREMONIA DE TÉ, COMO SE HACE EN LAS MEJORES DACHAS

DUNAS DEL MAGREB

viernes, julio 26th, 2013

sahara
Magreb es la adaptación al español de una voz árabe que significa lugar por donde se pone el sol, el Poniente. La parte opuesta se denomina Mashreq o Levante.
Su historia está vinculada a la historia de los pueblos del Mediterráneo: los fenicios, los romanos, los vándalos, el Imperio bizantino, la expansión del Islam que vio partir a almohades y almorávides y recibió a los andalusíes y judíos sefardíes expulsados de una Castilla ya exclusivamente católica, la recuperación y reconquista cristiana española y la posterior expulsión de los mahometanos, la colonización europea, la descolonización, los conflictos territoriales del Sahara… el dolor infinito.
El Magreb es también mar de dunas, pueblos nómades y cultura del desierto.

Me cuenta mi querido amigo, Santiago Martín Alfaro, quien vive en Canarias desde hace muchos años y conoce, de muy cerquita, las contingencias del pueblo saharaui: “…el ÉTÉ NA ANA, delicia que pude disfrutar y recibir como muestra de hospitalidad de esos hombres azules! También acogí a sus hijos, de quienes aprendí a hacer y valorar en su justa medida, el arte y gesto de beberlo, de compartirlo, arrodillados sobre una alfombra detenida en el tiempo, más cerca de lo profundo que de la polvorienta superficie de la tierra, inmensa también, recordándote que eres pequeño.
Se deben beber tres, eso es lo tradicional. El té amargo, fuerte, prefieren el chino en realidad, creo que se llama «pólvora» [efectivamente, es gunpowder], se vierte sobre el agua que ya está hirviendo, esperan un momento y tiran el agua, con esto limpian las teteras y suavizan el amargo del té; después, se introducen las hojas frescas de hierba buena, un buen puñado (sólo frescas), el agua y un terrón de azúcar por cabeza; luego lo mezclan, tirando el «na ana» desde cierta altura, sobre vasos pequeños previamente alineados y una vez llenos, vuelven a introducir el contenido en la tetera, así por tres o más veces. Cada vez que vierten el té en la tetera, reservan la espuma que se forma sobre la superficie del líquido: es intención de quien sirve, hacerlo con la mayor cantidad de espuma posible (es como nuestra espumita del mate). Luego lo más rico: beberlos! los tres y como demanda el rito. El primero «amargo como la vida», el segundo «dulce como el amor» y el tercero «suave como la muerte»… el été na ana y el SAHARA LIBRE!”

Quiero compartir con ustedes la bella poesía de la arena, así como ellos comparten el té, con menta, con hierbabuena, amargo y muy caliente o bien dulce, tirado con espuma, con piñones y agua de rosas o todo eso junto, en un intento por lograr la unidad y la paz.

RASTROS
(Mario Benedetti)
Un país lejano puede estar cerca,
puede quedar a la vuelta del pan
pero, también, puede irse despacito
y hasta borrar sus huellas;

en ese caso no hay que rastrearlo
con perros de caza con radares:

la única fórmula aceptable
es excavar en uno mismo,
hasta encontrar el mapa.

LEGADO
(Canción)
(Angel Caffarena)
¡Soy saharaui!
También lo fue mi padre
y el padre de mi padre.

¡Soy saharaui!
Nómada del desierto,
las dunas son mi lecho.

¡Soy saharaui!
con el ánimo recto
y el corazón abierto.

¡Soy saharaui!
mi amada en el desierto
es la risa del viento.

¡Soy saharaui!
En la noche, mis sueños,
claman por mis derechos.

¡Soy saharaui!
Patria, quiero legarte
al hijo de mi sangre.

¡¡Soy saharaui!!

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Foto: Alessandro Vannucci

HOMBRES AZULES
(LUIS LOPEZ ANGLADA)
Desde los territorios de la nada,
donde el silencio impone el vasallaje
del reino del silencio y del salvaje
término de la sebja calcinada.

Vienen; tienen ardiente la mirada
y el corazón dispuesto para el viaje.
Son los señores del desierto; el traje
es azul como el cielo en la alborada.

Pasan como entre sueños, lentamente,
reyes de la soledad, alta la frente,
bienamados de muchas lejanías.

Y se sientan delante de su tienda,
como el señor que cuida de su hacienda,
viendo pasar los sueños y los días.

GALB
(Limam Boicha)
Me pregunta un viajero
qué significa un galb.

Digo yo, por ejemplo,
que Miyek es un lunar
en el vientre de esta tierra;

que Ziza, por ejemplo,
es pecho en lengua bereber
y que el ala de una duna
puede tocar el mar del cielo.

Digo yo, por ejemplo,
que en los altos picos
de prismáticos amaneceres
– frotando su piel-
hay mucha vida dormida.

Que en la piedra pasajera,
hay platillos estacionados,
islas que emergen
desde el océano de la nada.

Un galb puede ser, por ejemplo,
el nombre de una muchacha esculpida
entre las pestañas de una cueva.

Como Tiris es el ombligo del Sahara,
galb es un corazón,
corazón de piedra.

LA HOJA VERDE
(Limam Boicha)
Hay un silencio
que quiebra la palabra.

Y la palabra, quiebra
el silencio transparente,
en la inmensidad del Sahara.

En las mañanas despiertas,
entre las estrofas de un poema,
se filtra el amargo vaso de la vida.

Desde el fondo de una tetera,
suavemente galopa,
respira el sonido
al ritmo de un tabal de agua.

Cuando las hojas se abren,
lo artificial se rompe
y se ahogan los vasos
en el jugoso manantial,
engendrando dulce amor.

Cuando brota la espuma,
el alma dialoga.
Los vasos, con su dialecto,
aportan el sensual suspiro
entre dos distintas manos,
para derretirse en mensaje explosivo.

La muerte de un vaso
es un instinto de la vida.

La luz verde, se entrega
al ritmo del misterio encantador,
al dulce sueño de las noches dormidas,
a las deseadas citas
en la callada esquina.

La hoja
es, por fin, libre y ardiente,
cuando rompe la sed
en tus labios de esmeralda.

DOS MANOS
(Limam Boicha)
Sobre las finas dunas,
se dibujan dos manos.

Cuánta leyenda se arruga
en la linea de la vida.

Cuántas espinas duermen,
como el niño en la cuna.

Cuántas manos aplauden
con la ausencia de otras páginas gitanas.

Cuántas manos se estampan, para
despistar a los cardenales de la profecía.

Cuántos senos se acarician antes de
escuchar el primer grito de la misericordia.

Cuántos corazones esperan la vuelta, para
beber en los pezones de la auténtica frontera.

Cuántos dedos separan
la verdad de la mentira.

164765.1780012165.1.450

Obra: Désert – Autor: Milène

VEN
(Ebnu)
Ven a sentir la paz de la distancia,
a contar las horas del exilio silencioso.

Ven a meditar, sobre la gramática
de las hierbas secas de primavera.

Ven a sentir las caricias del siroco
en tu piel muerta.

Ven a besar el excitante polvo
de los caminos del viento.

Ven a escuchar los ecos del tiempo
en los ojos plateados de la memoria.

Ven a recordar, juntos,
el olor de la última lluvia.

Ven a sobar el vientre
de una cascabel grávida de palomas.

Ven a perseguir los espejismos,
para saciar tu sed de vergüenza.

Ven a devorar las nuevas flores
que parió la ingratitud de las estaciones.

Ven a roer los huesos
que sobraron del banquete de la guerra.

Ven a beber el último vaso
del primer té de tu infancia.

Ven a escalar las alturas
de la añoranza perdida.

Ven a permutar tus dientes de leche,
por los colmillos de la serpiente noctámbula.

Ven a mirarte el triste rostro
en el espejo de una mañana olvidada.

Ven con tus penas.
Ven, incluso, con tus glorias.

Ven a llorar
sobre la tumba de una madre,
que llora eternamente
para que tú derrames una lágrima.

AMOR
(Isabel de la Rosa)
Dices que no sé lo que es el amor cuando…
me habla de amor un rostro blanco, terso y suave,
que no ha sufrido veinticinco años los estragos
del viento y el calor más insoportable.
Unos labios dulces,
que no saben lo que es sentir
el amargo sabor de este té,
como un ritual diario
al que nos obliga el cuerpo,
para aliviar la mente.
Un olfato que,
saciado de respirar aire fresco, flores y perfumes,
cree recrearse en este seco aire
con olor a cuero, incienso y tabaco.
Un oido que,
cansado de escuchar información, gente y tráfico,
se relaja hoy, escuchando, aún sin entender,
una monótona y rutinaria conversación familiar.
Unos ojos…
unos ojos que aquí y ahora,
en medio de este crudo desierto,
son el único paisaje que tiene sentido,
lo único por lo que merece la pena estar aquí,
lo único que me ha devuelto la esperanza, ahora,
desde que de pequeño,
me cansé de correr al horizonte.
Imagina por un minuto vivir aquí,
en un lugar hacia el que todos sienten indiferencia,
hacia el que muchos miran con reprimida compasión
y así empiezan a valorar lo que tienen,
un lugar que no aparece en los mapas,
un lugar que no importa al mundo,
un lugar en el que ni el sol se molesta
en mostrarse con belleza…
un lugar en el que lo único bonito
es el inmenso y estrellado cielo
de la oscura noche
pero el frío y el cansancio
no nos deja contemplarlo.
Un lugar en el que soñar
significa sueño
y sobrevivir…
la triste realidad.
Imagínate estar en esa jaima,
aprender a hablar hasta de lo más ridículo,
sólo para romper este doloroso silencio,
compartir toda la nada que tienes
con todos los familiares y amigos,
por que son todo lo que hay.
Necesitar amar hasta la manta que te cubre,
sólo para que el amor sea más fuerte que
estos sentimientos de dolor, odio y rencor
que nos atormentan.
Dolor por nuestro pasado,
rencor por nuestra historia,
odio por habernos olvidado,
por habernos borrado de vuestra memoria.
¿y me dices que no sé amar?
Me lo dice un rostro feliz,
una sonrisa que jamás nadie ha borrado,
un olfato que no sabe a qué huele la sangre,
un oído que nunca escuchó un disparo,
y unos ojos…
unos ojos que mañana partirán
y en mi mente quedarán grabados.
¿Y me dices que no sé amar?
y aun así te amo…
porque amor es este dolor
que tengo en los labios,
de tanto sonreír sin costumbre.
Son esas estúpidas lágrimas
que derramé mientras dormías.
Es este doloroso deseo de olvidarte,
cuando aun estoy feliz de haberte conocido…
Venga, no entristezcas,
no pienses ni por un minuto
el quedarte aquí a mi lado;
vuela «paloma» y sé felíz,
que aunque yo quede aquí,
triste y desolado,
mi corazón partirá contigo.
Al menos algo de mí
se habrá liberado.

DISTANCIA
(Alberto Cortez)
Viento, campos y caminos… distancia,
qué cantidad de recuerdos
de infancia, amores y amigos… distancia,
que se han quedado tan lejos.
Entre las calles amigas… distancia
del viejo y querido pueblo
donde se abrieron mis ojos… distancia,
donde jugué de pequeño.
Un corazón de guitarra quisiera
para cantar lo que siento.
Allí viví la alegría… distancia
de aquel primer sentimiento
que se ha quedado dormido… distancia
entre la niebla del tiempo.
Primer amor de mi vida… distancia,
que no pasó del intento;
primer poema del alma… distancia,
que se ha quedado en silencio.
Un corazón de guitarra quisiera
para cantar lo que siento.
¿Dónde estarán los amigos… distancia,
que compartieron mis juegos?
¿quién sabe donde se han ido… distancia,
lo que habrá sido de ellos?.
Regresaré a mis estrellas… distancia,
les contaré mi secreto:
que sigo amando a mi tierra… distancia,
cuando me marcho tan lejos.
Un corazón sin distancia quisiera
para volver a mi pueblo.

Continuará.

Nuestra versión del té magrebí, DUNAS DEL MAGREB.

MAYAKOVSKI, EL SOL Y EL TÉ EN UNA DACHA (o de cómo dar siempre lo mejor).

viernes, julio 19th, 2013

Anatoly Belkin. Tea is good. Vladimir Mayakovsky
En el aniversario del nacimiento de Vladimir Mayakovsky, uno de los poetas rusos más relevantes de inicios de S. XX e iniciador del «futurismo ruso», comparto con ustedes esta belleza, cuya traducción, por ser mía, puede mejorarse (cualquier aporte es bienvenido).
La obra que elegí para maridar el poema es de Anatoly Belkin y se llama: El té es bueno. Vladimir Mayakovski.

UNA EXTRAORDINARIA AVENTURA ME OCURRIÓ A MÍ, VLADIMIR MAYAKOVSKI, EN UNA DACHA.
(Pushkino, monte Akul, Rumiantsi, 27 verstas por el ferrocarril Iaroslav)

Ciento cuarenta soles llameaban en un ocaso
y en julio se enrollaba el verano;
estaba tan caluroso,
que el calor nadaba en una nube;
y esto ocurrió en el campo.

En la colonia Pushkino arqueaba
el monte Akul
y al pie del monte,
había una aldea
serpenteando en la costra de los techos.
Y tras la aldea
había un hoyo.
Y en ese hoyo, probablemente,
se hundiera siempre el sol,
lenta y confiadamente.
Y al día siguiente,
para inundar de nuevo
el mundo,
el sol saldría, escarlata.

Día tras día,
este hecho
empezó a generar en mí
un gran enojo.
Y volando en tal rabia, un día
en que todas las cosas palidecieron de miedo,
a quemarropas, le grité al sol:
“¡Baja!
¡Basta de tintinear en ese hueco infernal!”
Al sol le grité:
“¡Tú, bulto perezoso!
¡Tú, acariciado por nubes
mientras aquí –invierno y verano-
debo sentarme y dibujar carteles!”
Le grité, de nuevo, al sol:
“¡Un momento!
Escucha, frente dorada,
en vez de ponerte,
¿por qué no bajas a tomar el té
conmigo?”

¡Qué he hecho!
¡Estoy perdido!
Hacia mí, de buen grado,
por sí mismo,
desparramando sus pasos de rayos,
caminó el sol cruzando el campo.
Traté de ocultar mi miedo
y retrocedí.
Ya estaban en el jardín sus ojos.
Ya cruzaba el jardín.
Su masa solar, presionando
las ventanas,
las puertas,
las rendijas,
rodó hacia adentro.

Recuperando el aliento,
habló con voz de bajo:
“Apago el fuego a la fuerza,
por la primera vez desde la creación.
¿Tú me llamaste?
¡Dame té, poeta,
trae, desparrama la mermelada!”

Las lágrimas llenaron mis ojos,
el calor me enloquecía.
Mas, señalando el samovar,
le dije:
“Bueno, ¡siéntate entonces,
luminaria!”

El Diablo impulsó mi insolencia
para gritarle,
confuso.
Me senté en la orillita de un banco,
temiendo lo peor.

Pero, del sol, una extraña luz
fluía
y, olvidando
toda formalidad,
pronto charlaba
con el sol libremente.

De esto
y de aquello, hablé,
de cómo había sido tragado por Rosta (1),
y el sol me dijo:
“Bien,
no te preocupes,
¡mira las cosas con sencillez!
¿Acaso crees tú
que me resulta fácil
brillar?
¡Inténtalo, si puedes!
¡Anda, atrévete!
¡Anda y alumbra a raudales!”

Así charlamos hasta que oscureció;
o sea, hasta lo que antes era la noche.
Pues, ¿qué oscuridad había aquí?

Nos entibiamos mutuamente
y muy pronto,
mostrando amistad, abiertamente,
le palmeé la espalda.
El sol respondió:
“Tú y yo, mi camarada,
hacemos flor de pareja.
Vamos, mi poeta,
amanezcamos
y cantemos
sobre la gris basura del mundo.
Yo verteré mi sol
y tú el tuyo,
en versos.”

Un muro de sombras,
una cárcel de noches,
cayó bajo los ambiguos soles.
Una conmoción de versos y luz:
¡Brilla todo lo que valgas!

Soñoliento y aburrido,
cansado,
quise estirarme
por esa noche.
De pronto,
brillé con todas mis fuerzas
y llegó la mañana.

Brillar siempre,
brillar por todas partes,
hasta el día del Juicio Final,
brillar
¡y al diablo con todo lo demás!
Esa es mi consigna
¡y la del sol!

(1) Ventanas Rosta o Ventanas satíricas Rosta (en ruso: Окна сатиры Роста, Okna satiry Rosta) eran posters de propaganda en stencils, creados por artistas y poetas con el sistema Rosta, bajo la supervisión del Comité Director de Educación Política en 1919-1921. Habiendo heredado las tradiciones de diseño ruso de lubok y rayok, los temas principales eran los acontecimientos políticos de ese momento. Se pegaban en las ventanas, de ahí el nombre.

CEREMONIA EN CELESTE Y BLANCO PARA EL LAZO CON NUESTRA TIERRA

jueves, junio 20th, 2013

MARIANA KALACHEVA 3
FELIZ DÍA, BANDERA ARGENTINA! Feliz día a todos los argentinos, nativos o por opción. Comparto con ustedes, los que están allí, del otro lado del monitor, lo mismo mismo que le dediqué a mi hija Maia, el día de ayer, porque hizo su promesa de lealtad a la bandera. Si están en Baires y quieren disfrutar de un servicio de té de DaCha argentinísimo, no duden en ir al Home Hotel Buenos Aires y pedirse un PAMPA INDIA con alguna torta con mucho dulce de leche.
Les dejo dos poemas de dos mujeres, la una, argentina y la otra, rusa, con una gran reverencia celeste y blanca, de la pintora búlgara Mariana Kalacheva.

ENUMERACIÓN DE LA PATRIA (Silvina Ocampo)

Oh, desmedido territorio nuestro,
violentísimo y párvulo. Te muestro
en un infiel espejo: tus paisanos
esplendores, tus campos y veranos
sonoros de relinchos quebradizos,
tus noches y caminos despoblados
y con rebaños de ojos constelados.
Entre bandadas de árboles mestizos,
entre múltiples sombras y basuras,
te muestro con nostalgias asombradas,
con niñas de trece años y maduras,
en las puestas de sol inmoderadas.

Trémulas nervaduras de una hoja,
los ríos te atraviesan de agua roja
sobre el primer cuaderno de paisajes
pintados por la mano de algún niño.
Tienes plantas y pájaros salvajes,
somnolientas mujeres en corpiño
trenzándose los dedos, quietas balsas
para vadear los ríos, cangrejales
devoradores de hombres y animales,
montones de hijas negras y descalzas
cruzando tus desiertos y estaciones.
Tienes provincias y gobernaciones,
poblaciones vacías y distancias
con nombres melancólicos de estancias,
indomables cansancios y mortales
pavorosos pantanos estivales,
médanos, viento norte y osamentas,
fragancias de altamisas y de mentas,
almacenes en todas las esquinas,
grandes patios con muchas ventolinas.
Tienes plantas perversas y sumisas,
con todos los venenos predilectos
de muertes repentinas y precisas,
como en las grandes cajas con insectos
colecciones de arañas venenosas,
palúdicos mosquitos, mariposas.

¡Patria, he nacido tantas veces muda!
Inmóvil como un árbol he dejado
tu cielo iluminarme de rosado.
He visto la llanura tan desnuda
quedándose sin pastos, y sin riegos
tus plantaciones, tus huertas escasas.
He visto disparar caballos ciegos.
En distintas ventanas de tus casas,
deslumbrada y atenta, he conocido
inclementes tormentas. He oído
el grito del chajá y del teruteru,
el grito de la garza y de la iguana,
y llevando la tropa cotidiana,
alto y nocturno, el grito del resero.
He respirado todos tus olores:
frescura de jazmín en los calores
de febrero, magnolias, malvarrosas,
perfumes de tumbergias pegajosas
y el fervoroso olor de los zorrinos.
En quintas con glorietas, y en las noches
vuelo de pájaros azulmarinos,
tu canto de piedritas y de coches
me ha regalado infancias prolongadas,
dulce de leche y siestas desveladas,
verdes y embalsamados picaflores,
la fuente sostenida por amores,
bombas de carnaval anaranjadas
y hamacas paraguayas olvidadas.

Patria, en una plaza, de memoria
he sabido pasajes de tu historia.
Debajo de la mano indicadora
de San Martín, he sido la impostora
de indios en los límpidos ponientes.
He transformado próceres dolientes
con cuidadoso lápiz colorado,
invasiones inglesas he soñado
en azoteas llenas de improviso
aceite hirviendo y pelo suelto. He visto
a la Santa de Lima desatando
los temporales turbios y adorando,
sobre un papel de encaje, corazones
y tocayas con muchas perfecciones.

Patria vacía y grande, indefinida
como un país lejano, interrumpida
por la llegada lenta de los trenes,
con jubilosa espera en los andenes.
Es en la madrugada incierta, cuando
tus gauchos invisibles van cruzando
potreros alambrados y cañadas,
jagüeles y tranqueras atrofiadas,
que tu alma lenta y de madre se queda
con silencios de urraca en la arboleda.
Tu ancho río tiene mimetismos
secretos con tus dulces, con tus cielos
y tus grajeas lilas de bautismos.
Ecuatorial calor y azules hielos
en tus montañas, derramadas piedras
como bandadas de tortugas, hiedras.
Eres esplendorosa y desvalida:
con un frío y ardor que no descansa
desde el Seno de la Última Esperanza
al Pilcomayo de agua bienvenida,
la indolente violencia de tus tierras
se repite con lunas o entre sierras.

LA TIERRA NATAL (Ana Ajmátova)

No la llevamos en oscuros amuletos
ni escribimos arrebatados suspiros sobre ella.
No perturba nuestro amargo sueño
ni nos parece el paraíso prometido.
En nuestra alma, no la convertimos
en objeto que se compra o que se vende.
Por ella, enfermos, indigentes, errantes,
ni siquiera la recordamos.

Sí, para nosotros es tierra en los zapatos.
Sí, para nosotros es piedra entre los dientes.
Y molemos, arrancamos, aplastamos
esa tierra que con la nada se mezcla.
Pero en ella yacemos y somos ella.
Y por eso, dichosos, la llamamos nuestra.

CLAVEL ROJO

miércoles, junio 19th, 2013

Carnation,red

Cuando era muy chica, no entendía por qué mi papá elegía claveles rojos, en lugar de rosas rojas, para regalarle a mi mamá. Eran las flores que él prefería pero a mí, de manera prejuiciosa, me parecían más burdos, más toscos, menos elegantes, no tan dignos de admiración. Pasaron los años y la niña que fui, criada en una casa burguesa con aires socialistas, se convirtió en la mujer que soy hoy, heredera voluntaria y conciente de algunos conceptos, que llevo en el ojal con orgullo y emoción. Mis padres, dos argentinos hijos y nietos de rusos judíos, criados en casas de inquilinato compartidas con vecinos italianos anarquistas y españoles republicanos, mamaron las ideas de libertad y justicia social con las que luego me alimentarían a mí. La educación y el tiempo hacen maravillas con nuestros ojos, incluyendo la forma en que miramos los claveles.
Empecemos, como casi siempre, con un poco de historia.
Los movimientos socialistas y los países comunistas reconocían a las flores como símbolos. Para empezar, las flores rojas eran un símbolo del socialismo revolucionario. El rojo era el color del comunismo, el color de la sangre de la clase obrera y, por lo tanto, cualquier flor roja transmitía este significado. Particularmente, el clavel rojo fue, para muchos, «la» flor.
clavel

El clavel es originario de la cuenca meditarránea. Su nombre científico, Dianthus caryophyllus, deriva de las palabras griegas «divino» (dios) y «flor» (anthos) y se cultiva desde hace más de 2000 años. Se piensa que fue San Luis quien lo llevó de Túnez a los jardines de Europa en el año 1270. Un catálogo de 1629 ya mostraba 20 variedades pero el clavel no llegó a estar de moda hasta el siglo XVIII, cuando la gente se cansó de las flores de bulbos de Holanda.
Los claveles fueron muy populares durante algún tiempo antes de ser adoptados como símbolo del socialismo en 1889 en París, en un congreso de la Internacional Socialista. Se decidió que el mundo celebraría el Día Internacional de los Trabajadores el 1 de mayo, en honor a los mártires de Chicago y los trabajadores alemanes usaron claveles rojos en sus camisas durante las protestas por la jornada laboral de 8 horas del primero de mayo, en Alemania. Así es como el clavel rojo, en particular, se asoció con el movimiento obrero.
El clavel rojo fue la flor oficial de la Unión Soviética y fue utilizado como flor simbólica en Portugal en 1974, en la Revolución de los Claveles, contra la larga dictadura de ese país. El clavel rojo, por lo tanto, ha sido durante mucho tiempo un símbolo importante para la gente de izquierda.
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Los claveles silvestres florecen durante la primavera y verano; son una especie aguantadora que da flor hasta entrado el otoño. Los claveles cultivados se pueden hacer florecer de manera artificial incluso en pleno invierno. Lo único que requieren para su desarrollo es una buena tierra, abundante riego y un sol que les dé de lleno.

En Europa, estas flores fueron usadas durante mucho tiempo para preparar infusiones que ayudaran a aliviar el estrés, el nerviosismo, la depresión leve y fatiga, algunos trastornos coronarios, las náuseas producidas por los viajes en barco y los dolores de estómago.

En la antigua China, el té de flores de clavel se utilizaba ampliamente para ayudar al cuerpo y el espíritu a relajarse y restaurar la energía.

Según la Worldwide Health (una fuente de medicina alternativa), los claveles contienen sustancias que calman el sistema nervioso, reducen la inflamación y la hinchazón y pueden ayudar a restaurar el balance hormonal natural en personas con problemas nerviosos relacionados con desequilibrios hormonales.

Los claveles han sido utilizados durante mucho tiempo para reducir la tensión muscular en los tejidos del útero, lo que disminuye las molestias de los cólicos menstruales. También se han utilizado en el tratamiento de la endometriosis, que es el crecimiento excesivo de los tejidos del endometrio que, normalmente, crecen sólo en el útero pero también pueden proliferar en otros órganos pélvicos, tales como los ovarios y las trompas de Falopio; en tales casos, el té de clavel se utiliza para aliviar el estrés, la ansiedad y el insomnio en las pacientes con desequilibrios hormonales, que contribuyen a producir endometriosis, así como otros efectos secundarios de la endometriosis, causados por el exceso de tejido o adherencias en la región pélvica, tales como el estreñimiento.

En la «Londinensis Farmacopea», una publicación farmacéutica de 1618, encontramos que estas flores eran utilizadas para preparar licores tónicos o bebidas calientes para «paliar la fiebre y luchar contra los gérmenes y la pestilencia», mejorar el hígado, el estómago y la salud cardíaca.

En la antigua medicina homeopática azteca, la infusión de pétalos de flores de clavel en agua caliente era utilizada como diurético. Esta cultura también utilizaba los claveles para el tratamiento y alivio de la congestión y enfermedades del pecho, mediante la elaboración de un jarabe, preparado con 1 cucharada de pétalos hervidos en agua con azúcar, administrado cada tres horas.

El clavel puede ser considerado una flor barata. Yo creo que no hay flores baratas. En este caso, era la preferida de mi papá; para mí, eso no tiene precio.

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