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DUNAS DEL MAGREB

viernes, julio 26th, 2013

sahara
Magreb es la adaptación al español de una voz árabe que significa lugar por donde se pone el sol, el Poniente. La parte opuesta se denomina Mashreq o Levante.
Su historia está vinculada a la historia de los pueblos del Mediterráneo: los fenicios, los romanos, los vándalos, el Imperio bizantino, la expansión del Islam que vio partir a almohades y almorávides y recibió a los andalusíes y judíos sefardíes expulsados de una Castilla ya exclusivamente católica, la recuperación y reconquista cristiana española y la posterior expulsión de los mahometanos, la colonización europea, la descolonización, los conflictos territoriales del Sahara… el dolor infinito.
El Magreb es también mar de dunas, pueblos nómades y cultura del desierto.

Me cuenta mi querido amigo, Santiago Martín Alfaro, quien vive en Canarias desde hace muchos años y conoce, de muy cerquita, las contingencias del pueblo saharaui: “…el ÉTÉ NA ANA, delicia que pude disfrutar y recibir como muestra de hospitalidad de esos hombres azules! También acogí a sus hijos, de quienes aprendí a hacer y valorar en su justa medida, el arte y gesto de beberlo, de compartirlo, arrodillados sobre una alfombra detenida en el tiempo, más cerca de lo profundo que de la polvorienta superficie de la tierra, inmensa también, recordándote que eres pequeño.
Se deben beber tres, eso es lo tradicional. El té amargo, fuerte, prefieren el chino en realidad, creo que se llama «pólvora» [efectivamente, es gunpowder], se vierte sobre el agua que ya está hirviendo, esperan un momento y tiran el agua, con esto limpian las teteras y suavizan el amargo del té; después, se introducen las hojas frescas de hierba buena, un buen puñado (sólo frescas), el agua y un terrón de azúcar por cabeza; luego lo mezclan, tirando el «na ana» desde cierta altura, sobre vasos pequeños previamente alineados y una vez llenos, vuelven a introducir el contenido en la tetera, así por tres o más veces. Cada vez que vierten el té en la tetera, reservan la espuma que se forma sobre la superficie del líquido: es intención de quien sirve, hacerlo con la mayor cantidad de espuma posible (es como nuestra espumita del mate). Luego lo más rico: beberlos! los tres y como demanda el rito. El primero «amargo como la vida», el segundo «dulce como el amor» y el tercero «suave como la muerte»… el été na ana y el SAHARA LIBRE!”

Quiero compartir con ustedes la bella poesía de la arena, así como ellos comparten el té, con menta, con hierbabuena, amargo y muy caliente o bien dulce, tirado con espuma, con piñones y agua de rosas o todo eso junto, en un intento por lograr la unidad y la paz.

RASTROS
(Mario Benedetti)
Un país lejano puede estar cerca,
puede quedar a la vuelta del pan
pero, también, puede irse despacito
y hasta borrar sus huellas;

en ese caso no hay que rastrearlo
con perros de caza con radares:

la única fórmula aceptable
es excavar en uno mismo,
hasta encontrar el mapa.

LEGADO
(Canción)
(Angel Caffarena)
¡Soy saharaui!
También lo fue mi padre
y el padre de mi padre.

¡Soy saharaui!
Nómada del desierto,
las dunas son mi lecho.

¡Soy saharaui!
con el ánimo recto
y el corazón abierto.

¡Soy saharaui!
mi amada en el desierto
es la risa del viento.

¡Soy saharaui!
En la noche, mis sueños,
claman por mis derechos.

¡Soy saharaui!
Patria, quiero legarte
al hijo de mi sangre.

¡¡Soy saharaui!!

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Foto: Alessandro Vannucci

HOMBRES AZULES
(LUIS LOPEZ ANGLADA)
Desde los territorios de la nada,
donde el silencio impone el vasallaje
del reino del silencio y del salvaje
término de la sebja calcinada.

Vienen; tienen ardiente la mirada
y el corazón dispuesto para el viaje.
Son los señores del desierto; el traje
es azul como el cielo en la alborada.

Pasan como entre sueños, lentamente,
reyes de la soledad, alta la frente,
bienamados de muchas lejanías.

Y se sientan delante de su tienda,
como el señor que cuida de su hacienda,
viendo pasar los sueños y los días.

GALB
(Limam Boicha)
Me pregunta un viajero
qué significa un galb.

Digo yo, por ejemplo,
que Miyek es un lunar
en el vientre de esta tierra;

que Ziza, por ejemplo,
es pecho en lengua bereber
y que el ala de una duna
puede tocar el mar del cielo.

Digo yo, por ejemplo,
que en los altos picos
de prismáticos amaneceres
– frotando su piel-
hay mucha vida dormida.

Que en la piedra pasajera,
hay platillos estacionados,
islas que emergen
desde el océano de la nada.

Un galb puede ser, por ejemplo,
el nombre de una muchacha esculpida
entre las pestañas de una cueva.

Como Tiris es el ombligo del Sahara,
galb es un corazón,
corazón de piedra.

LA HOJA VERDE
(Limam Boicha)
Hay un silencio
que quiebra la palabra.

Y la palabra, quiebra
el silencio transparente,
en la inmensidad del Sahara.

En las mañanas despiertas,
entre las estrofas de un poema,
se filtra el amargo vaso de la vida.

Desde el fondo de una tetera,
suavemente galopa,
respira el sonido
al ritmo de un tabal de agua.

Cuando las hojas se abren,
lo artificial se rompe
y se ahogan los vasos
en el jugoso manantial,
engendrando dulce amor.

Cuando brota la espuma,
el alma dialoga.
Los vasos, con su dialecto,
aportan el sensual suspiro
entre dos distintas manos,
para derretirse en mensaje explosivo.

La muerte de un vaso
es un instinto de la vida.

La luz verde, se entrega
al ritmo del misterio encantador,
al dulce sueño de las noches dormidas,
a las deseadas citas
en la callada esquina.

La hoja
es, por fin, libre y ardiente,
cuando rompe la sed
en tus labios de esmeralda.

DOS MANOS
(Limam Boicha)
Sobre las finas dunas,
se dibujan dos manos.

Cuánta leyenda se arruga
en la linea de la vida.

Cuántas espinas duermen,
como el niño en la cuna.

Cuántas manos aplauden
con la ausencia de otras páginas gitanas.

Cuántas manos se estampan, para
despistar a los cardenales de la profecía.

Cuántos senos se acarician antes de
escuchar el primer grito de la misericordia.

Cuántos corazones esperan la vuelta, para
beber en los pezones de la auténtica frontera.

Cuántos dedos separan
la verdad de la mentira.

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Obra: Désert – Autor: Milène

VEN
(Ebnu)
Ven a sentir la paz de la distancia,
a contar las horas del exilio silencioso.

Ven a meditar, sobre la gramática
de las hierbas secas de primavera.

Ven a sentir las caricias del siroco
en tu piel muerta.

Ven a besar el excitante polvo
de los caminos del viento.

Ven a escuchar los ecos del tiempo
en los ojos plateados de la memoria.

Ven a recordar, juntos,
el olor de la última lluvia.

Ven a sobar el vientre
de una cascabel grávida de palomas.

Ven a perseguir los espejismos,
para saciar tu sed de vergüenza.

Ven a devorar las nuevas flores
que parió la ingratitud de las estaciones.

Ven a roer los huesos
que sobraron del banquete de la guerra.

Ven a beber el último vaso
del primer té de tu infancia.

Ven a escalar las alturas
de la añoranza perdida.

Ven a permutar tus dientes de leche,
por los colmillos de la serpiente noctámbula.

Ven a mirarte el triste rostro
en el espejo de una mañana olvidada.

Ven con tus penas.
Ven, incluso, con tus glorias.

Ven a llorar
sobre la tumba de una madre,
que llora eternamente
para que tú derrames una lágrima.

AMOR
(Isabel de la Rosa)
Dices que no sé lo que es el amor cuando…
me habla de amor un rostro blanco, terso y suave,
que no ha sufrido veinticinco años los estragos
del viento y el calor más insoportable.
Unos labios dulces,
que no saben lo que es sentir
el amargo sabor de este té,
como un ritual diario
al que nos obliga el cuerpo,
para aliviar la mente.
Un olfato que,
saciado de respirar aire fresco, flores y perfumes,
cree recrearse en este seco aire
con olor a cuero, incienso y tabaco.
Un oido que,
cansado de escuchar información, gente y tráfico,
se relaja hoy, escuchando, aún sin entender,
una monótona y rutinaria conversación familiar.
Unos ojos…
unos ojos que aquí y ahora,
en medio de este crudo desierto,
son el único paisaje que tiene sentido,
lo único por lo que merece la pena estar aquí,
lo único que me ha devuelto la esperanza, ahora,
desde que de pequeño,
me cansé de correr al horizonte.
Imagina por un minuto vivir aquí,
en un lugar hacia el que todos sienten indiferencia,
hacia el que muchos miran con reprimida compasión
y así empiezan a valorar lo que tienen,
un lugar que no aparece en los mapas,
un lugar que no importa al mundo,
un lugar en el que ni el sol se molesta
en mostrarse con belleza…
un lugar en el que lo único bonito
es el inmenso y estrellado cielo
de la oscura noche
pero el frío y el cansancio
no nos deja contemplarlo.
Un lugar en el que soñar
significa sueño
y sobrevivir…
la triste realidad.
Imagínate estar en esa jaima,
aprender a hablar hasta de lo más ridículo,
sólo para romper este doloroso silencio,
compartir toda la nada que tienes
con todos los familiares y amigos,
por que son todo lo que hay.
Necesitar amar hasta la manta que te cubre,
sólo para que el amor sea más fuerte que
estos sentimientos de dolor, odio y rencor
que nos atormentan.
Dolor por nuestro pasado,
rencor por nuestra historia,
odio por habernos olvidado,
por habernos borrado de vuestra memoria.
¿y me dices que no sé amar?
Me lo dice un rostro feliz,
una sonrisa que jamás nadie ha borrado,
un olfato que no sabe a qué huele la sangre,
un oído que nunca escuchó un disparo,
y unos ojos…
unos ojos que mañana partirán
y en mi mente quedarán grabados.
¿Y me dices que no sé amar?
y aun así te amo…
porque amor es este dolor
que tengo en los labios,
de tanto sonreír sin costumbre.
Son esas estúpidas lágrimas
que derramé mientras dormías.
Es este doloroso deseo de olvidarte,
cuando aun estoy feliz de haberte conocido…
Venga, no entristezcas,
no pienses ni por un minuto
el quedarte aquí a mi lado;
vuela «paloma» y sé felíz,
que aunque yo quede aquí,
triste y desolado,
mi corazón partirá contigo.
Al menos algo de mí
se habrá liberado.

DISTANCIA
(Alberto Cortez)
Viento, campos y caminos… distancia,
qué cantidad de recuerdos
de infancia, amores y amigos… distancia,
que se han quedado tan lejos.
Entre las calles amigas… distancia
del viejo y querido pueblo
donde se abrieron mis ojos… distancia,
donde jugué de pequeño.
Un corazón de guitarra quisiera
para cantar lo que siento.
Allí viví la alegría… distancia
de aquel primer sentimiento
que se ha quedado dormido… distancia
entre la niebla del tiempo.
Primer amor de mi vida… distancia,
que no pasó del intento;
primer poema del alma… distancia,
que se ha quedado en silencio.
Un corazón de guitarra quisiera
para cantar lo que siento.
¿Dónde estarán los amigos… distancia,
que compartieron mis juegos?
¿quién sabe donde se han ido… distancia,
lo que habrá sido de ellos?.
Regresaré a mis estrellas… distancia,
les contaré mi secreto:
que sigo amando a mi tierra… distancia,
cuando me marcho tan lejos.
Un corazón sin distancia quisiera
para volver a mi pueblo.

Continuará.

Nuestra versión del té magrebí, DUNAS DEL MAGREB.

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