ANNA KARENINA – QUINTA PARTE – RESUMEN Y ANÁLISIS
ANNA KARENINA – LEV TOLSTOY
QUINTA PARTE – RESUMEN
Torbellinos de preparaciones por la boda de Levin y Kitty. Para cumplir con los requisitos de la Iglesia para el matrimonio, Levin pasa por las situaciones de ayuno y comunión. La insistencia del sacerdote en la existencia de Dios le molesta, al punto de hacer un último intento de disuadir a Kitty de casarse con él pero la boda sigue adelante en toda su gloria. Durante la ceremonia, tanto Levin como Kitty están abrumados de alegría y amor, pero ciertos invitados inyectan una nota de seriedad en la escena, reflexionando acerca de matrimonios fallidos, incluso los propios.
Anna y Vronsky viajan por Italia durante tres meses para luego establecerse en un pequeño pueblo. Allí, Vronsky se encuentra con un viejo amigo, un intelectual ruso llamado Golenischev. Golenischev está escribiendo un libro llamado Dos principios, en el que afirma que la herencia secreta de Rusia es Bizancio. También anima a Vronsky en su nuevo interés por la pintura (éste ha comenzado a pintar un retrato de Anna) y lleva a la pareja a conocer a un famoso pintor llamado Mijailov. A pesar de que Golenischev desestima el trabajo del pintor, Vronsky y Anna están impresionados con él, aunque le dan más importancia a un bucólico estudio de dos niños pescando, en lugar de valorar la obra maestra de Mijailov, Cristo ante Pilatos. Comprometen a Mijailov a pintar un retrato de Anna pero, cuando el retrato de Mijailov resulta ser superior al de Vronsky, Vronsky decide abandonar la pintura. Y empieza a sentir tedio de toda esa vida y también de Anna. Deciden abandonar Italia y volver a Rusia para pasar el verano en la finca de Vronsky. Planean una parada en San Petersburgo para que Vronsky resuelva algunos asuntos de propiedades y para que Anna pueda ver a su hijo.
Después de tres meses de matrimonio, Levin y Kitty todavía luchan para acostumbrarse a compartir un hogar. Levin es feliz, pero está desilusionado de que su matrimonio parezca consistir en las pequeñas disputas de las que alguna vez él mismo se había reído al verlas en otras parejas casadas. Si bien están pendientes de los estados de ánimo del otro y continúan apasionadamente involucrados, no logran comprender las funciones y exigencias de cada uno. Las cosas no mejoran hasta que Levin recibe la noticia de que su hermano, Nicolás, está al borde de la muerte, en Moscú. Angustiado, él decide ir a su encuentro inmediatamente y Kitty insiste en seguirlo. En un principio molesto de que Kitty sea testigo de las privaciones en las que vive su hermano, Levin llega a abrigar un aprecio increíble por Kitty, después de verla reconfortar a Nicolás todos los días en su lecho de muerte. Nicolás sólo responde a Kitty y a nadie más. Verla a Ketty desde este punto de vista, ayuda a Levin a entender cuál será el futuro rol de ella en la vida. Y ese rol se inicia justo después de la muerte de Nicolás: Kitty anuncia que está embarazada.
Karenin, que sufre las humillaciones de la opinión pública y una carrera estancada, cae presa de la seducción de una mujer de sociedad, la condesa Lidia Ivanovna. Lydia cree en una especie de moda del cristianismo emocional y, aunque él percibe la tontería detrás de su postura, encuentra una especie de consuelo en sus palabras y sus atenciones. Lidia destila su venganza odiosa hacia Anna: le dice a Sergei que su padre es un santo y que su madre ha muerto y, cuando Anna envía un mensaje pidiendo permiso para ver a su hijo, convence a Karenin de rechazar el pedido.
A pesar de este mandato, Anna se cuela en la casa para ver a su hijo en la mañana de su cumpleaños. Sergei ha estado sufriendo terriblemente en ausencia de Anna, está haciendo mal sus tareas escolares, entiende inconscientemente la naturaleza forzada de los sentimientos de su padre para con él y extraña cada vez más a su madre. El reencuentro es muy emotivo pero es interrumpido por la llegada de Karenin. A pesar de que él le había negado el derecho de ver al niño, también se siente abrumado por la escena y simplemente inclina la cabeza y le permite pasar sin decir nada. Turbada, Anna deja a su hijo atrás. Regresa a su hotel y a su hija pequeña, a quien no ha sido capaz de amar con la misma pasión que siente por su hijo, ya casi adolescente.
Vronsky hace rondas sociales para tantear si la Sociedad de Petersburgo los van a aceptar a él y a Anna juntos. Recibe una fría acogida y le confirman que Anna es especialmente malvenida. Vronsky todavía puede disfrutar de la compañía de los hombres, como su viejo amigo Yachvin pero Anna está confinada a sus habitaciones y a la compañía de Vronsky. Celosa e irritada por esta falta de libertad, decide cometer suicidio social, asistiendo a la ópera. La escena se muestra a través de los ojos de Vronsky que mira hacia arriba, en donde está el palco de ella: Anna genera una escena y es insultada por los miembros de la sociedad. Aunque Vronsky le había aconsejado que no se presentara en el teatro, Anna lo culpa por su descenso social, lo que lo obliga a él a calmarla mostrándole y asegurándole, constantemente, su amor. Al día siguiente, parten hacia el campo.
ANÁLISIS
La quinta parte está dispuesta, a propósito, de manera tal de demostrar el contraste entre amor lícito y cristiano de Levin y Kitty y la pasión ilícita de Anna y Vronsky. El lento crecimiento de amor entre Levin y Kitty, florece, mientras que el amor de Anna y Vronsky se derrumba poco a poco entre celos y odio. También vemos el importante papel de la sociedad en esto: Levin y Kitty son capaces de crecer en el amor, al menos en parte, debido a que han sido aceptados en su papel de marido y mujer por toda la alta sociedad.
A Anna y Vronsky, en cambio, se los obliga a sostener una relación romántica altamente marginal, se les hace sentir el vacío y se los priva de sus roles en la sociedad y, entonces, comienzan a tambalearse. Este contraste sirve para subrayar la advertencia temática de Tolstoy acerca de la destructividad de la pasión que todo lo consume.
Esta privación de roles y de ocupaciones, se muestra claramente en el ejemplo del interés que desarrolla Vronsky en la pintura mientras que están en Italia, con Anna, de luna de miel. Tolstoy deja muy claro que, mientras Anna se contenta con poseer a Vronsky, Vronsky es inquieto y necesita estímulos o algo que hacer. Incursiona en la pintura pero la presentación del espartano pintor Mijailov muestra la futilidad de sus vagas ambiciones. El arte es un amante severo y Vronsky nunca tendría los recursos emocionales para complacer tanto al arte como a Anna.
La escena en la que Vronsky y Anna se pierden la obra maestra de Mijailov para admirar una breve semblanza de dos chicos jóvenes y guapos, es un claro ejemplo de la brillantez de Tolstoy. A pesar de ser una breve escena, se representa con tanta habilidad que ha habido múltiples lecturas críticas de su significado. Se apartan de una pintura de Pilatos condenando a Jesús a la cruz. Esto puede ser interpretado en el sentido de que ellos, como los que condenaron a Jesús, no son conscientes del impacto moral de sus acciones sobre los inocentes. Por otra parte, también puede interpretarse en el sentido de que Tolstoy sugiere que Anna debe dejar de vivir en un verano imaginario y asumir su propia cruz. Por último, puede ser interpretada en el sentido de que la sociedad debe dejar de juzgar a inocentes como Anna y dejar la decisión final a Dios. La razón de estas múltiples lecturas consiste en la calma sutileza de la escena y la habilidad de Tolstoy para manejarla con una mirada distante.
Toda la cólera del juicio de la sociedad se representa con mano dura en esta sección. La hipocresía de la gente como la princesa Betsy, quien inicialmente alentó la historia de amor entre Anna y Vronsky pero ahora se niega a ver a Anna en público, se muestra en toda su fealdad. Tolstoy arremente contra la hipocresía en general, en toda esta sección del libro; su retrato de la condesa Lidia (que es prácticamente una caricatura) también muestra desprecio por la postura cristiana. Aunque las acciones de Anna no son toleradas para nada, en este libro, es evidente que sus actos, si no honorables, al menos están libres de contradicciones. Ella sigue a sus emociones fuera de un matrimonio sin amor y soporta todo el peso de la sociedad hipócrita. El filósofo marxista Engels utilizó a Anna Karenina como un ejemplo de cómo los «engaños, fracasos y miserias» de los matrimonios burgueses son menos culpa de los individuos que de las formas en que las sociedades organizan la sexualidad. El rechazo de Anna de esta organización resulta en su caída.
Pero si bien es tentador defender el aplomo de Anna, los lectores no pueden perder de vista el efecto devastador de sus acciones. Su breve reunión con Seryozha es un buen ejemplo de esto. Esta escena altamente emotiva muestra cuán traumatizado ha sido Seroyzha por la ruptura de su familia, así como también alude a la pérdida a largo plazo con la que el niño tendrá que luchar el resto de su vida. Es difícil, además, no sentir lástima por Karenin, que pende de un hilo tanto en la sociedad como en su carrera.
La conducta amable y reflexiva de Kitty, hacia el moribundo Nicolás prefigura el cuidado y la atención que le dará a su papel de madre. El relato está dispuesto adrede para colocar a la muerte de Nicolás justo antes que el embarazo de Kitty, tal que Levin pueda notar cómo Kitty funcionará en el otro importante rol que sigue al matrimonio. Armado con este conocimiento, Levin será capaz de entenderla mejor a ella tanto como a su propia visión del matrimonio. Levin se vuelve más realista en esta sección: deja de idealizar al matrimonio como una institución potencialmente perfecta y comienza supeditarla a las reglas naturales de compromiso y el cambio.