HACER EL (TÉ) BIEN, SIN MIRAR A QUIÉN
El término japonés “Ichi-go, Ichi-e” significa, literalmente, “un encuentro, una oportunidad”. Es un término que deriva del budismo zen, del concepto de transitoriedad, y nos enseña a atesorar cada encuentro porque puede no volver a repetirse.
En el marco de la ceremonia del té, «Ichi-go, Ichi-e» recuerda a los participantes que cada reunión para tomar el té es única, que nunca se repetirá en la vida de uno, y que, por lo tanto, debe ser tratada con la mayor presencia, en términos de estar conectado con lo que sucede, íntimamente.
Cada cultura le da al té y a la ceremonia para prepararlo, servirlo y beberlo, distintos sentidos, todos válidos. En el culto oriental, está dirigida a la introspección y a la comunicación con el mundo interior; la cultura del desierto se enfoca en la hermandad, la igualdad, el compartir lo mejor que se tiene con los propios y los extraños; el té de las cinco hace hincapié en el intercambio protocolar, en las formas y la elegancia; la ceremonia rusa del té está destinada a generar la unificación del mundo espiritual de la gente, el descubrimiento de cada alma en particular ante la sociedad, la familia, los amigos y crear las condiciones para la conversación íntima. Desde este punto de vista, cada encuentro es una oportunidad singular e irrepetible que merece ser honrada.
El maestro japonés de té Sen no Rikyū (1522-1591) propuso siete reglas para el Camino del Té:
-Preparar una buena tetera.
-Colocar el carbón de forma que caliente bien el agua.
-Arreglar las flores como si estuvieran creciendo en el campo.
-En verano sugerir frescura; en invierno, calidez.
-Estar listo antes de hora.
-Prepararse para la lluvia, por si acaso.
-Estar atento a las necesidades de los invitados.
Esencialmente, todas sus reglas nos dicen que la hospitalidad se basa en la consideración para con los demás.
Ser anfitrión es un privilegio y una gran responsabilidad. En cada paso, es fundamental honrar a nuestro huésped, tanto en la preparación adecuada de los utensilios, la presentación de las hebras, el respeto por la secuencia y su explicación si es necesaria, como en la disposición de ánimo, la entrega y la generosidad. Perderse esa oportunidad de compartir el té o de colaborar a que otros puedan tener la experiencia de un momento de comunión con su familia o amigos, es una pena. ¿No les parece?
Que empiecen una hermosa semana. Compartan su mejor té.