JASMINE
Seguimos con los verdes. Hoy: ¡Jasmine! Por lejos, el té verde más popular en occidente.
Se cosecha en primavera y se almacena hasta principios del verano, cuando las flores de Jazmín están floreciendo; las flores se recogen a horas muy tempranas, cuando los pequeños pétalos están bien cerrados y se mantienen frescas hasta que cae el sol; al anochecer, cuando las flores comienzan a abrirse, se mezclan con el té y se almacenan durante toda la noche; entonces, ellas se abren completamente y liberan su fragancia en el té. Se tarda más de cuatro horas para que el té pueda absorber el aroma y el sabor de las flores de jazmín. Este proceso se puede repetir tanto como seis o siete veces y el té absorbe la humedad del jazmín fresco, por lo que debe ser re-secado para evitar su deterioro. Se obtiene un té verde con dulces aromas florales.
La calidad y la frescura de las flores es la clave en el producto final y la gama de calidades es vasta. Hay grandes tés de jazmín, los mejores se componen de pequeñas hojitas tiernas, color verde oliva con muy pocas flores (señal de superioridad). Un té de jazmín puede o no tener flores ya que, en general, éstas son retiradas de la mezcla tras el perfumado del té.
El licor es de un color verde muy claro, refrescante, con una sutil fragancia a jazmín y un final extremadamente suave y dulce. Es tan rico y disfrutable, que no es ninguna sorpresa que sea uno de los más preferidos y populares.
En el norte de China se acostumbra a servir té de jazmín como un gesto de bienvenida a los invitados.
En DaCha ~Russkiĭ Sekret~, probalo en JAZMINES EN EL PELO, un blend ideal para maridar con postres con chocolate blanco (tan complejo de maridar), Crème Brûlée, torta de miel, galletas tipo shortbread, quesos camembert y brie, curries, sandwiches de pollo o jamón.